Teófilo de Antioquía

Teófilo fue un obispo de la iglesia de Cristo que apacentó la iglesia en Antioquía de Siria. El historiador del siglo IV, Eusebio de Cesarea, lo narra así: "En la iglesia de Antioquía se conocía como sexto sucesor de los apóstoles a Teófilo" (cf. Historia Eclesiástica, Libro IV, cap. 20).
Este obispo no provino de familia cristiana, sino que como él mismo narra: "Tampoco yo creía que esto habría de suceder, pero ahora, tras haberlo considerado, lo creo; y porque al mismo tiempo accedí a las escrituras sagradas de los santos profetas, quienes, por el espíritu de Dios predijeron las cosas que ya pasaron del modo en que pasaron, las cosas presentes del modo en que suceden y las cosas futuras en el mismo orden en que se consumirán. Teniendo, pues, prueba de las cosas sucedidas después de haber sido preanunciadas, no soy incrédulo sino creo, obedeciendo a Dios" (Libro I, a Autólico, 14:1).
En el libro I nos habla de lo que Dios es (3:2); su gran poder por el que no puede ser visto (5:3); nos expone sobre las locuras de las religiones paganas (9:2); habla contra la veneración de imágenes representativas de la divinidad (10:1-3,6); sobre el solo nombre de cristiano (12:3); la salvación por fe y obras (14:4-5); etc.
En el Libro II enseña la doctrina profética en contraposición a lo pagano, por lo cual dentro de su exposición nos da datos que creía la iglesia como: el bautismo para perdón de pecados pero con arrepentimiento previo, contrario al bautismo de niños (16:2); contra el pecado original católico romano, apoyando la corrupción volitiva (17:5-7; 27:6); y aún nos da una receta de cómo encontrar la verdad (38:9-10).
En el Libro III habla en parte contra la doctrina de comer carne humana, osea, anti transubstanciación (4:1), debido a las acusaciones paganas que se hacía a la iglesia en aquellos tiempos, por lo cual en este escrito se realza más la doctrina apostólica y nos da datos sobre la Tradición oral que los apóstoles dejaron, instruyéndonos a no contemplar los combates de los gladiadores, ni ser participes de los teatros indecentes (15:1-2), cosa que hasta hoy siguen existiendo bajo otros nombres. Finalmente realiza una cronología del mundo para evidenciar la mayor antigüedad de los profetas ante los filósofos.