Veracidad y Perfección de Baruc

Después apareció la Sabiduría en la tierra y vino a convivir con los hombres.


Introducción

Baruc fue el secretario y escriba del profeta Jeremías, el cual redactó un libro narrando lo que Dios le había dicho a Jeremías (Jeremías 36:4). En nuestros días el libro de Baruc es desestimado por muchos como si no fuese un libro veraz e inspirado por Dios, llegando a ser llamado un simple libro ficticio con errores históricos y contradicciones (así suelen acusar todos los que no se han dado el tiempo de indagar objetivamente la cuestión), a pesar de la profecía del Logos que contiene.

En este breve escrito expondremos con la guía del Logos, la evidencia que posee el libro de Baruc para mostrarse como un libro inspirado por Dios, lo cual le haría tener estatus canónico.

La Profecía del Logos encarnado

En el capítulo 3 del libro de Baruc se comienza a dar una crítica a Israel por haber dejado la fuente de la sabiduría (Baruc 3:12), la cual había sido ajena a los pueblos extranjeros (Baruc 3:22-23), pues la Sabiduría moraba en los cielos y solo Dios conoce sus caminos (Baruc 3:29,32). Pero aquí viene lo interesante, pues así dice la profecía:

36. Este es nuestro Dios, ningún otro se puede comparar a Él.

37. Recorrió todos los caminos de la ciencia y se la dio a su servidor Jacob, a los hijos de Israel, sus predilectos.

38. Después apareció la Sabiduría en la tierra y vino a convivir con los hombres.

¿No le suena a alguno la descripción que da el verso 38?, tal vez refrescando la memoria se pueda reconocer esta conexión de textos, pues está escrito: "Y aquel Logos (la Sabiduría) fue hecho carne, y habitó (convivió) entre nosotros" (Juan 1:14).

Rápidamente por las ganas de refutar sin entender, muchos podrían argumentar que a Jesús no se le conoce como "la Sabiduría", por cuanto eso es una novedad usada para forzar la interpretación que evidenciaría que Juan tiene en mente al libro de Baruc al mostrar como cumplida lo que Baruc había profetizado que acontencería, pero revisemos lo que dicen las cartas paulinas. Así dice la Escritura: mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y Sabiduría de Dios (1 Co 1:24); y luego: Mas la Sabiduría es justificada por todos sus hijos (aquí se identifica a Jesús como la Sabiduría y los que son de Él, no le acusan como lo hacen aquellos que no son de sus ovejas; Lucas 7:35).

Es evidente que Jesús es la Sabiduría que apareció en la tierra y convivió y habitó entre los hombres. En la antigüedad, Dios hablaba personalmente a profetas y nunca se dijo que Dios se mostró a alguno y dejó ver, porque a Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer (Juan 1:18), pues aún está escrito: "Dijo el Señor: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá". Y recordemos que aún cuando Dios estuvo presente en la columna de nube y fuego solo fue para guiarlos (Éxodo 13:21-22; Éxodo 14:19-20,24), mas no para convivir con el pueblo. Ni aún en el templo de Jerusalén, que fue su "habitación", se mostró jamás a convivir con los hombres, pues era separado del pueblo y solo anunciaba sus oráculos a los profetas cuando era necesario. Sin embargo, la profecía se ve cumplida cuando Jesús, la Sabiduría encarnada apareció en la tierra y habitó entre los hombres.

Aparecen entonces diversidad de preguntas para que podamos analizar y meditar esta evidencia.

Sabemos que muchas de las preguntas son retóricas, es decir que la respuesta es evidente por cuanto la evidencia es concluyente, pero igual las hacemos para que sean reflexionadas por todos aquellos que luchan con aceptar esta verdad por haber conocido recién este dato nuevo, pero que a pesar de la dificultad, aman más la verdad que la gloria de los hombres y de los judíos del año 90 que decidió su canon de 66 libros después de haber abofeteado, burlado, escupido y matado a Cristo.

Baruc sabía de la encarnación del Verbo (la Sabiduría de Dios) y esta revelación no procede del diablo ni del azar, sino del Espíritu profético que antes que esté la palabra en nuestra lengua, Él ya la sabe toda (cf. Salmos 139:4).

Conclusión

¿Estaremos dispuestos a rechazar esta evidencia por amor a la decisión de los nefastos judíos asesinos del Mesías? ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? (Juan 5:44).

Si alguno tercamente por la dureza del corazón siguiera afirmando que son apócrifos diabólicos, entonces tenemos algo más que decirles: Los "apócrifos" eran tan buenos amigos de Dios al grado que conocían sus planes. Aunque para finalizar, tal vez esto pueda ayudar:

30 Escogí el camino de la verdad;

He puesto tus juicios delante de mí.

31 Me he apegado a tus testimonios;

Oh Jehová, no me avergüences (Salmos 119:30-31). Selah

¿Qué juicio y camino oirás? ¿El del Logos o el de los judíos?

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